viernes, 10 de febrero de 2017

RUBÉN DARÍO IMPERTURBABLE ANTE LOS TIEMPOS



RUBÉN DARÍO IMPERTURBABLE ANTE LOS TIEMPOS

“La gritería de trescientas ocas
no te impedirá, Silvano, 
tocar tu encantadora flauta, con tal de que tu amigo el ruiseñor 
esté contento de tu melodía.”
R. D.

Hay quienes “divinizan” a Darío... Y, hay quienes,lo quieren “pulverizar”,¡Pero Rubén, se mantiene único, imperturbable!


Darío fue un hombre de carne y hueso, de alma y cuerpo, con virtudes y defectos. ¡Sí, pero un Genio!, "le duela a quien le duela". Hay sinembargo, quienes exageran la “nota”. 

Hay voces de pensar sereno; otras voces aparecidas son discordantes, desatinos, resabiadas y vulgares; hay de los que quieren aprovecharse, y de los que a toda costa, atención quieren llamar... 

En definitiva que hay de todo en este “valle de lágrimas”.

Rubén Darío amó la vida con pasión. Y dijo desde muchacho: “me despertaron ansias desconocidas y misteriosos ensueños”. Porque desde niño amó. Y lo supo, en “el despertar al amor y a la vida", y en la velada “llama" erótica, que desde temprano se encendió, en su “fogosa” primavera. Y palpó en su infortunio, víctima, desde temprano del amor y de la artera desilusión por esos encendidos ojos verdes: “...verdadera musa en esos días dichosos”. 

Rubén, fue hombre de mundo, de finezas y exigencias. Se relación con intelectuales ─hombres de saber y de experiencia─, permitió como él dijera: “el que yo sea en verdad un buen conocedor de las letras castellanas”. Y por su talento, fue llamado "El Poeta de la Hispanidad y el Príncipe de las Letras Castellanas". 

Vida sufrida vivida.

La vida de Rubén Darío, desde niño fue sufrida, con el “dolor de ser vivo” y en su vivir como “la pesadumbre de la vida consciente”. Esta vida... se inicia con un matrimonió disconforme(el de sus padres); con un parto de una madre lejos de su ciudad natal y un niño que nace en un viaje apresurado y que tienen que regresarlo a los pocos días para su bautismo, el 3 de marzo de 1867. Se crio alejado del calor que brinda un hogar ─y sin ese sentimiento bello del amor de sus padres─, principalmente la ausencia de una madre querida.

Creció en un ambiente supersticioso, 1867 (s. IX), en una casona colonial, larga de corredores y en cuyo techo habitaban las lechuzas. En ella, era frecuente las reuniones de luchadores liberales, unionistas, patriotas, leales defensores de sus ideales; y en sus tertulias hacían toda clase de relatos... Y corriente era, oír cuentos de “aparecidos, ánimas penando, manos peluda, de la Muerte Quirina, el cadejo, el padre sin cabeza...”,(que le paraban los pelos a cualquiera).  A Darío, se le fue inculcando el miedo desde pequeño: “miedo a la muerte, a los desconocido, al más allá... y, desde niño, empezó a sentir pavor a las tinieblas, a la oscurana... Así creció, con esa nube de espanto que lo acompañó para siempre.

Su habitual acompañantes fueron: La soledad, el miedo y su sentir, altamente impresionable. ¡No  podía menos, que el miedo se le pegara como una sombra!

Un talento

Rubén Darío, fue un niño sentimental, impresionable, altamente sensitivo... precoz en todo. Y de genial talento, traído en su Ser. A los 2 años sabía leer. A los 8 hacía versos. Y rebosó en su pequeño cerebro (de diez años, en 1878), con lecturas de temas de toda clase, “atiborró” su cerebro a pesar de su edad, en: “Extraña y ardua mezcla de cosas para la cabeza de un niño”, dijo en su libro autográfico.

A los 12 años publica su primer poema, La Fe (un soneto).  A los 13 años (1880), ya era habitual su publicación: en El Termómetro, El Centroamericano, El Republicano, El Verdadero Estandarte, El Porvenir de Nicaragua, El Ferrocarril, La Tribuna, El Cable, entre otro.
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Y surgió el poeta niño. Y así fue conocido en toda la República de Nicaragua y de Centro América: “El poeta niño”.

Ansia de amor

 Sintió la ausencia de sus padres, especialmente el de la madre,  ─Uno al perder a un ser querido, desde niño su ausencia se siente, aunque no se entienda ni  se pueda explicar. La verdad es que se siente un vacío. Y se busca como sustituirlo, ¡pero, no se sabe cómo! Y él, buscó siempre ese amor, ansió ese amor; ardió en él, su “llama”, la ofreció, pero: la “parca”, la incertidumbre económica, la falta de lealtad, los infortunios y adversidades, le impidieron gozar a plenitud: “una vida estable y gozosa de su gloria”.

Una vida de lucha y gloria

A Darío, ¡no lo han podido derrotar! Por más que quieran hacerlo. Y de ello, dice Fernando Núñez (el poeta): “Que Darío, fue ‘fregado’ pero grande, ‘exigente’, pero iluminado:¡Un Grande y Extraordinario poeta! Le encantaba vestir bien. Era elegante. Le gustaba el ¡Buen vino, wiski fino, buena comida, buen vestir, buena vida!¡El lucía su elegancia y su inteligencia, en su recorrido grande y en tan corto tiempo por la vida y por el mundo¡ ¡Exclama emocionado el fundador de la Biblioteca,Santiago Arguello, entrevistado sobre la vida del poeta!

Y agrega, ─Claro que se echaba sus buenos “farolazos" del bueno, pero elegante, porque le encantó:la Buena bohemia, la bohemia intelectual, no la mediocridad. Le encantaba el buen vino, el buen champan. el coñac, el bourbon de  maíz, cebada o centeno...”.─A mí por ejemplo me encanta la ‘Cebadita fermentada’ y también un buen "tacón alto", pero decente.

En el libro de Español 4- Educación Secundaria Diurna, el Msc. en Literatura, Róger Lazo Matus, nos dice que: ( a los 16 años -1883- y ante el Presidente de El Salvador, Rafael Zaldívar), le expresó Rubén: “Quiero tener una buena posición social”. Y ese año abre oficialmente la celebración del Centenario a Bolívar.  Y la prensa lo elogia, asombra a los intelectuales. Y Hacia la fama y la gloria se encamina entre el oleaje impetuoso del infortunio, de las desilusiones, la envidia, la malevolencia en extremo vida agitada.


Lucha y ascenso

 En sus obras, Rubén Darío, nos habla de la vida y la muerte, del miedo y el deseo de vivir. Expresa su angustia diaria y las debilidades humanas y sobre todo... la angustia, de aquello... “lo desconocido”. Pero, tambien, encontramos a un Darío que con voz firme aclama la unidad de los pueblos. Enaltece a nuestra raza, con optimismo, fe y esperanza. Su canto fue Himno de lucha, por la libertad y el futuro de nuestros pueblos hispanoamericanos.

A Darío le fatigó la apabullante realidad que observó como por ejemplo, las desigualdades y las dificultades sobre todo de poetas y artistas. La incertidumbre del diario vivir. La duda existencial. El miedo a la muerte.Le temía a lo desconocido, y le abrumaba la existencia diaria. Pero amaba la buena vida, y nos dice, José María Vargas Vila: “Siempre por encima del dolor, como todo Genio, Darío se refugió en su Gloria, para olvidar las heridas...”, “se dio todo entero a su personalidad, y a su grandeza de Poeta”.

Y en un artículo, del Dr. Sergio Ramírez Mercado,aparece esta cita de Rubén: —Yo he comido, he bebido, he visto, me he rozado con testas coronadas, he vivido en el gran mundo y me he dado los gustos que ningún millonario en Nicaragua se ha dado—.

Nunca renunció a sus sueños y dijo alguna vez: “Como poeta, no he claudicado nunca, pues siempre he tendido a la eternidad.” Él quería triunfar. Y de Chile, habló que alli tuvo su “iniciación de la lucha por la vida”, “...las más dulces horas de mi vida” y “...aprendí a macizar mi carácter y a vivir de mi inteligencia”. Rubén Darío, fue: “...un periodista de lujo que vivía bien, La Nación de Argentina le pagaba bien por sus artículos pero nunca fue un rico, un millonario”, subraya Ramírez Mercado.

Poeta viajero, periodística y diplomático

Desde los 16 años inicia sus viajes por motivos diversos. Se pasea por Centro América, Europa y los principales países de Latinoamérica. A los 20 años (1887) su estadía fue Santiago de Chile, publica “Abrojos”, con el apoyo de Pedro Balmaceda Toro, hijo del presidente de la república. Fue redactor del diario “La Época”. En 1888 a los 21 años, publica Azul... Novedosa obra, iniciándose entonces,su cosecha de fama y gloria. Empieza a recibir elogios, principalmente del escritor y crítico español, Juan Valera, el que confirma en sus Cartas Americanas, la genialidad de Darío: “Usted es usted con gran fondo de originalidad, y de originalidad muy extraña”.


En Valparaíso, siempre en Chile, trabaja en el Heraldo, pero por escribir bien lo despiden.Tiene que regresa a Nicaragua, nuevamente viaja a El Salvador, y el presidente del momento, lo acoge con gratitud. Tiene Darío, 22 años (1889), y es nombrado Director del periódico La Unión que resultó un éxito. Se casa con la periodista escritora Rafaelita Contreras. Pero sorpresivamente,aparece el fantasma de la “desgracia” derrocan al presidente General Francisco Menéndez y tiene que trasladarse a Guatemala, aquí lo nombran Director de El Correo de la Tarde; pero,pierde el apoyo y tiene que dirigirse a Costa Rica (24 años (1891),donde hace periodismo en Prensa Libre, El Heraldo, el Diario del Comercio. Funda La Revista Costa Rica, 

Recibe la noticia que el Presidente Roberto Sacasa le ha nombrado Secretario de la Delegación de Nicaragua en el Cuarto Centenario del Descubrimiento de América.Era el año 1892, Rubén tenía 25 años. Lo recibe la Reina regenta, doña María Cristina, en palacio, Se relaciona con lo más selecto de la intelectualidad, la juventud lo aclama y los académicos lo reciben como "maestro. Fue Cónsul de Colombia en Argentina. Pero, siempre la desgracia: Muere su esposa el 26 de enero de 1893, Rubén tiene 26 años. Y adolorido y desamparado su corazón, es envuelto en los "zumos" de las bebidas espirituosas. Nuevo sufrimiento.
 
Con trampa es atraído y obligado a casarse con Rosario Murillo el 8 de marzo de 1893. Viaja a Paris y llega el 7 de junio de 1893. Regresa a Buenos Aires. Se alterna y frecuenta el diario La Nación y El Tiempo, y se vincula con la “flor y nata” del periodismo local y funda con Ricardo Jaime Freyre la “Revista de América”. Publica Los Raros y Prosas Profanas y otros poemas a los 29 años. Es el líder indiscutible del Movimiento Literario “El Modernismo”. Triunfa y es aclamado por lo mejorcito de los poetas de Argentina y de España. 

El modernismo, dice Juan Ramón Jiménez, es “una actitud” ante todo, especialmente ante la crisis “de las letras y el espíritu”, a partir de 1885.

Fue corresponsal de La Nación en la época de la derrota infringida a España en 1898, por parte de los Estados Unidos.


Recorre varios países de Europa como corresponsal de la Nación, a los 32 años, 1889. 

Rubén Darío, soñaba con París desde niño y se le cumplió,llegando en el año de 1900, siempre como corresponsal de La Nación, para cubrir, la Exposición Universal y publica Peregrinaciones.

En junio de 1905, publica su obra cumbre, como expresa el Dr. Carlos Tünnerman B., en un trabajo aparecido en La Prensa, titulado:“Cantos de vida y esperanza. Los Cisnes y otros poemas. “Su publicación fue el acontecimiento del año en Madrid”. Y, Y nos dice, que está considerada como, “...una de las obras maestras de la literatura española y universal”.

En 1906, viaja a Río de Janeiro como Secretario de la Delegación de Nicaragua. En 1907 llega a Madrid, como Ministro Plenipotenciario de su país. 

De París sale para México (1910), para asistir como delegado de Nicaragua a las festividades del Centenario de la Independencia de México, pero como la política de del país estaba convulcionada, solo puede llegar hasta Veracruz. Viaja a la Habana, luego regresa a París.

En 1912-1913 se pasea por Europa y varios países de Latinoamérica. La gira por la Paz Mundial no la termina, se siente enfermo y regresa:ruta Guatemala-Nicaragua, solo para morir: 6 de febrero de 1916, a las 10;15 p.m., con un crucifijo regalo del poeta Amado Nervo. 

Edicamen
Col. 4 de Mayo, Zaragoza.
León, Nicaragua. 

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